viernes, 22 de febrero de 2013

WILLIAM CAREY

UN HÉROE MENOR AL HÉROE PROMEDIO
Si alguna vez ha tenido dificultad al creer que Dios usa hombres y mujeres comunes y ordinarios de un compromiso no común para convertirse en héroes de la fe, simplemente considere los comienzos humildes e incluso taciturnos de William Carey.

Este misionero inepto ahora es conocido como el “Padre de las Misiones Modernas.” No fue grande, ni alguna vez quiso ser grande. Su gran ambición fue ser jardinero, pero tuvo alergias y se convirtió en zapatero. A la edad de veinticuatro aceptó pastorear una iglesia que era tan pequeña que tenía que trabajar para sustentarla.

Cuando decidió ofrecerse a las misiones, no había una misión que lo enviase, su congregación no pensaba que debería ir, su padre pensó que estaba loco y su esposa rechazó acompañarlo. Tenía todos los elementos de un real perdedor. Para colmo de males, en su primer viaje a la India ni siquiera pudo salir de Inglaterra debido a problemas de dinero y la falta de una licencia de viaje. Cuando finalmente llegó a la India, no le gustó a la East India Company que estuviese allí y lo mandó al interior.

Su esposa no estaba feliz con las condiciones de vida y con su decisión de ser misionero. Finalmente perdió el juicio y murió, así como su hijo de cinco años, Peter. Después de varios años en Bengala, ni una sola persona había aceptado el mensaje acerca de Dios traído por este extraño foráneo.

También fue un padre pobre, que era tan tímido como para disciplinar a sus hijos. Su segundo matrimonio molesto tanto a los otros misioneros que hicieron circular una petición en contra de éste. Sin embargo, fue algo bueno que se casase porque sus hijos necesitaban una mano fuerte y él necesitaba una enfermera para sus enfermedades frecuentes.

Algunos de los primeros trabajos de traducción de Carey fueron de tan pobre calidad que el director de la misión lo regañó por sus errores de ortografía y su pobre puntuación. La crítica era válida, y carey incluso encontró que algo de su trabajo de traducción era incomprensible para la gente local.

Y luego vino la decepción mayor: Después de diecinueve años de trabajo de traducción, todos sus manuscritos se quemaron en un incendio del depósito. El trabajo de su vida se lee como una comedia de errores. Sus únicas características redentoras reales eran una personalidad persistente, un comportamiento agradable y un profundo compromiso de compartir la Palabra de Dios con la gente que estaba muriendo sin ella.

Sólo Dios pudo usar a un hombre como Carey para hacer algo significante. Si Dios pudo hacer algo con este hombre inepto e inculto, cargado con una esposa descontenta, hijos rebeldes y decepciones constantes, podría usar a cualquiera de nosotros. Y lo hace. Para cuando Dios se llevó a Carey, había traducido toda la Biblia en bengalí, sánscrito y marati. Tradujo el Nuevo Testamento y algunas otras porciones de la Biblia en otros idiomas, además de producir un diccionario y libros de gramática. ¡Y eso fue solo su trabajo de traducción!

También fue un ávido evangelista y plantó muchas iglesias locales. Fue usado para comenzar escuelas y cambiar las atroces prácticas indias, como el quemar a las viudas
y el asesinar a los niños. Sin embargo, en todos los otros asuntos, mostró gran respeto por la cultura india y no trató de volverlos como del occidente.

Su meta fue establecer una verdadera iglesia local que se propague, gobierne y sustente por sí sola. Él le dio las Escrituras a la gente en su propio idioma y permitió que los predicadores nativos edifiquen su iglesia.

Sus logros habrían sido asombrosos si hubiese sido un gigante intelectual y administrativo, lo cual no era. Que haya podido lograr tanto ante el rostro de la posición aplastante, la decepción personal y los reveses interminables, sin computadoras, correo electrónico, aeroplanos o prensa es difícil de creer. Es creíble sólo porque estaba comprometido a servir a Dios que es especialista en obrar a través de hombres débiles.


‘La Gran Omisión’, Steve Saint

jueves, 14 de febrero de 2013

REENCARNACIÓN*



¿QUÉ ES LA REENCARNACIÓN?
El vocablo  “encarnación”,  básicamente significa “en la carne”. Solemos hablar de encarnación de Cristo cuando nos referimos a que él vino “en carne”. Pues bien, reencarnación significa simplemente que eso sucede una y otra vez: Continuar “volviendo a la carne”- en cuerpos diferentes-, aunque conservando el mismo espíritu.

Reencarnación es la creencia de que el alma pasa a otro cuerpo después de la muerte*

¿CÓMO OPERA LA REENCARNACIÓN?
Pitágoras, Platón y Plotino creyeron que el espíritu o alma era eterno o indestructible. Platón enseñó que el alma inmortal encarna en un cuerpo solamente como castigo por algún pecado, por el que debe sufrir diez veces más; de ahí que el alma sea forzada a ingresar de un mundo ideal a un mundo material. Platón también enseñaba que los hombres pueden reencarnar como animales.
La semejanza entre Platón y la doctrina hindú son impactantes.

El alma se llama jiva y sobrevive a la muerte en forma de un ente mental llamado ‘cuerpo sutil’. Esta entidad entra en un nuevo embrión, trayendo consigo el karma de todas sus vidas pasadas. El karma es, a la vez, las acciones u obras defectuosas con sus inalterables consecuencias asociadas. En cierto sentido significa que uno “cosecha lo que siembra”, pues si uno hace obras buenas, nace en una ‘matriz agradable’; si uno hace mal, el destino es proporcionalmente menos noble y puede que uno hasta se encuentre en una ‘matriz sucia y maloliente’ como la de un animal, vegetal o mineral. La meta es, no obstante, salir de este ciclo.

Ese escape se llama moksha. Una vez cancelada toda deuda kármica, el alma pierde toda identidad y sencillamente se hace una con el Uno; el sí mismo se fusiona con Brahman (fuerza divina impersonal). La variante personal de la reencarnación afirma que el alma es sencillamente liberada para que se desarrolle, ella misma, en plena consagración a Bhagwan (el Dios personal).

De igual manera, los intentos “cristianos” de reencarnación no difieren en sus conceptos básicos. El modelo más sencillo establece que aquellos que aceptan a Cristo van a estar con Dios, mientras que los que rechazan a Cristo son reencarnados hasta que lo reconozcan. De esa manera todos serán salvados en su oportunidad.

¿POR QUÉ CREE LA GENTE EN LA REENCARNACIÓN?

INMORTALIDAD DEL ALMA
La razón principal de Platón para creer en la transmigración de las almas, fue que él consideraba que la parte inmaterial del hombre era increada e indestructible. De la misma forma, las filosofías panteístas presuponen que todo es eterno y divino, de modo que el alma es igualmente incorruptible.

EVIDENCIA SICOLÓGICA DE VIDAS ANTERIORES
Las vidas anteriores que se recuerdan mediante hipnosis y otros estados de conciencia alterados, han servido para que algunos expliquen sentimientos que el paciente no puede expresar ni superar. Aunque son varios los sicólogos e hipnotizadores que trabajan con los recuerdos de la vida pasada, algunos no creen que sean reales los hechos contados por sus pacientes; usan esto porque da resultado. Como dijera un terapeuta: “No importa si es rea o imaginado, si ayuda a que alguien encuentre el sentido de su vida… Si sirve, ¿a quién le importa?”.

LA JUSTICIA DE LA REENCARNACIÓN
La idea de tener más de una oportunidad en la vida parece ser la solución más equitativa por varias razones. Si uno hace algo malo, cumple el castigo; si hace lo bueno, obtiene su galardón. La idea de condenar a alguien a un infinito infierno por una cantidad limitada de pecado parece demasiado dura, pero el karma es justo.
Segundo, sufrir en esta vida puede ser justificado si realmente es resultado del karma que arrastramos de nuestras vidas pasadas.

Tercero, la doctrina del castigo eterno le parece, a mucha gente, totalmente incompatible con el amor de Dios. La reencarnación sugiere una manera en que Dios puede castigar el pecado (mediante la ley del karma), exigir fe en Cristo (durante una vida al menos), y aun salvar a todos en definitiva. Si alguien rechaza a Cristo, recibe una segunda oportunidad, y una tercera y así hasta que crea en él. Esto protege hasta la libertad humana porque Dios no obliga a nadie a que crea, sino que, meramente, le da más tiempo para que ejerza su libertad.

Por último, se argumenta que la reencarnación es justa porque hace de la salvación un asunto personal entre el individuo y Dios. Más que tener que tratar con problemas de culpa imputada por el pecado de Adán, o de ser reconocido justo por la fe, cada uno es responsable de encargarse por su propio karma. Cristo murió como ejemplo para nosotros, no como sustituto nuestro. Así satisface la reencarnación la justicia.

¿QUÉ ES LO MALO DE LA REENCARNACIÓN?

LA REENCARNACIÓN NO SOLUCIONA EL PROBLEMA DEL MAL
La reencarnación, más que resolver el problema del sufrimiento injusto, sencillamente afirma que es justo. ¿Es realmente justo que Dios castigue a los niños por pecados de los adultos, sobre todo si no recuerdan esos pecados? Si el sufrimiento de cada vida dependiera de los pecados de una existencia pasada, entonces ¿cómo empezó todo? ¿Es el mal un principio eterno con Dios? Uno no puede seguir retrocediendo eternamente para resolver el problema del mal.

KARMA NO ES LO MISMO QUE LEY
Uno se lleva la impresión de que el karma es lo mismo que la Ley del Antiguo Testamento: un código moral rígido y universal, como alegan algunos. En ese aspecto, la Ley no fue tan rígida como lo es el karma, ya que fue trascendida por la ley superior del perdón mediante los sacrificios. La comparación, simplemente, no cabe.

Así que, ¿de dónde provienen las normas morales que imponen el karma? ¡Resulta que no hay ninguna!, pues en el panteísmo no hay diferencia definitiva entre el bien y el mal, lo correcto y lo erróneo. El karma no es una ley moral. En cuanto a ésta, todo es relativo.

La conveniencia es el santo y seña de la ética situacional. Si algo da resultado, hágalo. Cualquier acto moral, hasta el crimen y la crueldad, pueden ser justificados por conveniencia. ESTE RELATIVISMO PLANTEA PROBLEMAS REALES A LA REENCARNACIÓN. Constituye una postura imposible d sostener en la ética. En otras palabras, para decir que el relativismo es correcto, uno tiene que suponer que existe algo absoluto, lo cual es imposible. A menos que algo sea bueno absolutamente, nada puede ser real y efectivamente bueno; si nada es bueno (o malo), entonces EL KARMA NO TIENE POR QUÉ CASTIGAR A NADIE.

LA REENCARNACIÓN, EN DEFINITIVA, ES INHUMANA
¿Ha visto alguna vez fotografías de la India? ¿Sabe cómo es la vida allá? Miles d pobres, inválidos, mutilados, vagabundos y desnutridos tapizan las calles sin que nadie parezca siquiera percatarse de que están allí. ¿Por qué ocurre eso? Por la ley del karma. Conforme al hinduismo clásico, si alguien ayudara a las personas aliviando sus sufrimientos, estaría actuando contra el karma. La gente sufre para eliminar su deuda kármica y si uno los ayuda, tendrían que volver a reencarnar y sufrir más para cancelar esa deuda. Además es una crueldad no dejarlos sufrir, lo cual aumentaría los propios problemas kármicos de uno. AYUDAR A LA GENTE EN UNA SOCIEDAD QUE CREE EN LA REENCARNACIÓN ES ALGO SENCILLAMENTE FUERA DE LÓGICA.

LA REENCARNACIÓN NO GARANTIZA PROGRESO ESPIRITUAL
No importa cuántos cuerpos tomen, todos pueden fallar al pagar su deuda kármica, y hasta pueden aumentarla. ¿Cómo asegurarnos de que alguna vez salgamos adelante? Si ahora echamos a perder todo, ¿qué nos hace pensar que lo haremos mejor la próxima vez? En lo tocante a las versiones cristianizadas de la reencarnación que aducen dar al hombre una segunda oportunidad para aceptar a Cristo, no tiene sentido alegar que se necesita más de una vida para efectuar una decisión que se toma una vez en la vida. Si no basta con una sola vida, entonces no hay garantías de que vaya a ser suficiente con muchas reencarnaciones durante cualquier cantidad de tiempo.



‘Apologética’, Norman Geisler

martes, 5 de febrero de 2013

Amy Carmichael, Misionera a India


 Amy nació el 16 de diciembre de 1867 en Irlanda. Desde pequeña creció en un hogar cristiano, rodeada de amor y de principios bíblicos. Entregó su vida al Señor en su adolescencia, más tarde viajó al Japón como misionera, pero debido al clima cambió de ubicación y se trasladó a la India en 1895. Estudió tamil, el idioma de la región, y organizó un grupo de mujeres cristianas que predicaban el Evangelio en distintas aldeas y a las cuales se les denominaba «el ramillete centelleante». Más tarde fundó la Confraternidad Dohnavur del Sur de India, misión que se dedicó a rescatar niños de templos hindúes. Murió el 18 de enero de 1951, pero sus palabras quedaron plasmadas en biografías, poemarios, himnarios y libros que escribió.

Y es que esas palabras aún resuenan y tocan las fibras sensibles de mujeres que, como ella, buscamos servir a Dios de todo corazón; líderes, esposas, madres, ancianas, solteras y jóvenes que escuchamos la voz del calvario. He aquí unos cuantos senderos que Amy caminó en su peregrinaje, los cuales nos dejan una lección inspiradora:

1. El sendero de la soledad:

Amy no se casó. Cuando sintió el interés especial de un compañero, se dirigió a una cueva en la montaña de Arima en Japón para estar a solas con Dios. Ella relata que el diablo le susurraba: «Por ahora está bien, ¿pero qué sucederá después? Te sentirás abandonada». Veía imágenes de soledad y las siguió vislumbrando en sus últimos años, pero al acudir al Señor en su desesperación, entendió que quien confía en Él nunca estará desolado.
La soledad continuó en India y a lo largo de su vida, tal y como muchas vivimos, ya sea como mujeres solteras o casadas, con hijos o sin ellos. Sin embargo, Amy halló maneras prácticas de lidiar con el problema, como encerrarse en su habitación con cartas de casa para leerlas en voz alta a su Padre Celestial pues compartir sus vivencias con su Señor expulsaba todo sentido de aislamiento. «Convierte al Señor en tu único amor y amigo» recomendaba a sus hijos adoptivos en Dohnavur—, «pues la amistad con Cristo no deja lugar para la tristeza». ¿Nos hemos entregado a Él? Como ella misma escribió:

Si me reservo algo en mi entrega a
aquel que tuvo tanto amor,
que dio a quien más amaba por mí,
entonces no conozco nada del amor del calvario.

2. El sendero de la incomprensión:

¿Una mujer al frente?, ¿por qué hace esto o aquello? Hemos oído esas frases con anterioridad, las hemos padecido en carne propia, y Amy también cruzó el camino lúgubre de la incomprensión. Cuando inició la obra de rescatar a niños de los templos porque padecían por causa del abandono y la prostitución, pocos misioneros simpatizaron con su labor. Su sensibilidad espiritual la ayudó a ver las cosas en su realidad más pura, y por eso en 1903 publicó un volumen llamado Las cosas como son. Este causó un tremendo revuelo en India e Inglaterra, al punto de que el comité misionero decidió pedirle que volviera a su tierra.

Muchas cartas apuñalaron su corazón con comentarios poco acertados o con el cariño de los suyos, quienes no comprendían sus esfuerzos. Pero después de que los primeros niños llegaron a casa de Amy en busca de refugio, un anciano visitó Dohnavur. Algo tocó su corazón al recibir a uno de esos pequeñitos en sus piernas y le dijo a Amy: «Yo soy el encargado de regresarte a Inglaterra de parte del comité por causa de tu libro. Ahora me arrepiento. ¡Perdóname!» En 1905, la actitud de sus compañeros cambió drásticamente, aunque a lo largo de su vida más ceños se fruncieron debido a sus métodos y decisiones.

Sus libros recibieron críticas y rechazos. Los editores preferían historias de éxito y avance, no con la visión realista que Amy poseía, y aunque el público exigía finales felices, ella se negó a complacerlos. La verdad fue su tema; creía que el toque artístico podía matar la credibilidad de la palabra escrita. Obviamente su honestidad le procuró recelo, y tal vez muchas de nosotras nos encontramos en el mismo sendero, con dos polos atrayéndonos: la verdad contra la fama, el Señor contra nuestros deseos, lo recto contra los sentimientos de las personas. Ante esto, haríamos bien en recordar que:

Si me siento lesionada cuando me
acusan de cosas de las que no
tengo la menor idea,
olvidando que mi Salvador, sin pecado,
caminó por esta senda hasta el final,
entonces no conozco nada del amor del calvario.

3. El sendero de la enfermedad:

Cáncer, hepatitis, varicela, un embarazo de alto riesgo o los achaques de la vejez. ¿Quién disfruta del confinamiento en una cama o habitación? ¿Qué ministerio se puede ejercer desde una silla de ruedas? Después de muchos años de intensa actividad y servicio, Amy sufrió un accidente y quedó inválida durante veinte años; neuritis aguda inhabilitó uno de sus brazos, padeció de artritis y dolores en la espina dorsal, infecciones crónicas y un agotamiento acumulado por sus treinta y seis años en India. Para ese tiempo, rara vez abandonaba su cuarto. ¿Qué podía hacer ahora desde su cama?

«Lo más difícil» —escribió—, «es reajustarme, ver a los demás en la batalla del servicio y hallarme protegida de las cosas más pesadas.» La aceptación de su estado nunca vino con facilidad, pero le pidió al Señor que la sombra de su dolor nunca cubriera a quienes la visitaban. Y Él contestó. Desde su aposento surgieron trece libros, innumerables versos acompañados de música y bendiciones que se extendieron gracias a la oración y las charlas con sus amigos, hijos adoptivos y hermanos en la fe.

La enfermedad tampoco destruyó su servicio, solo fue un camino más para andar al lado de su Salvador. Haríamos bien en imitarla. ¿Nos retorcemos por una simple gripe? ¿Lamentamos los días de reposo inducidos por una debilidad física o un colapso nervioso?

Si la carga que mi Señor me pide que
lleve no es de mi predilección,
y me agito internamente
y no acepto con agrado su voluntad,
entonces no conozco nada del amor del calvario.

4. El sendero de la oración:

Conocemos la importancia de la oración, aunque llevar a cabo una vida constante de intercesión cuesta trabajo. A veces no tenemos tiempo para orar con otros, ni siquiera para orar en privado, otras nos desanimamos por falta de respuestas o negativas a nuestras peticiones.

En sus últimos años, Amy colocó la oración sobre muchas cosas, e insistía acerca de esta en las reuniones con sus colaboradores. La bendición de la oración en conjunto la comparó con dos estacas que encendidas brillan, pero ¿cuánto no aumentará su luz y el calor si se reúnen cincuenta? Práctica, como siempre, anotó tres ideas que ahorran tiempo y energía en la oración en conjunto. En resumen, nos exhorta a «no explicar» lo que el Señor ya conoce, a «no presionar» como si Él fuera un Dios indiferente o indispuesto, y a «no sugerir» pues el Señor sabe qué hacer.

¿Cuánto oramos en nuestros hogares, en nuestras iglesias o en nuestros grupos de trabajo? ¿somos dos estacas ardiendo o veinte?, y ¿cómo reaccionamos a las respuestas: «no» o «espera»?

Si me retracto de una oración
cuando obtengo una respuesta
que no esperaba,
aunque creía haberla hecho
de todo corazón;
entonces no conozco nada del amor del calvario.

5. El sendero del servicio:

Entrega, compromiso y amor; estas palabras definen el paso de Amy Carmichael por el planeta. Pero ella no querría que sus logros se consideraran éxitos personales, ni su labor un mérito a su persona. Por sobre todas las cosas, ella era solo una sierva de su Señor, una mujer enamorada de su Salvador, y anotó en su diario su definición de servicio:

Tengo tres plumas, una para escritura del diario, otra un poco más fina, y una para trabajo de corrección. Preethie (quien la cuidaba) las mantiene limpias y con tinta, y viven en un vaso de madera en forma de flor que me regaló Felipe Annachie. Este recipiente siempre está cerca de mí. Las plumas siempre están preparadas para ser usadas, son muy usables. No hay necesidad de que ninguna de las tres me pida utilizarlas. Están limpias, a la mano, nunca ocupadas en sus propias cosas, siempre disponibles para mí. Por eso son usadas ya que son muy usables. Nuestras plumas deben ser limpias y llenas constantemente. Así que no hay necesidad de ser inusables por no estar limpios o llenos.

¿Somos utilizables?,¿estamos limpias y llenas?
Si ambiciono algún lugar en la tierra
distinto al suelo polvoriento
en la base de la cruz,
entonces no conozco nada del amor del calvario.

La vida de Amy suena como un ideal inalcanzable, una fantasía que solo una persona especial o sobre dotada podría lograr. Sin embargo, Amy no era menos o más bendecida que las demás mujeres de su época. ¿Cuántas no nacieron entre 1850 y 1950? Entonces, ¿cuál fue la clave de su «utilidad»? Una entrega incondicional, una vida limpia y llena, un amor completo a su Salvador y una diaria búsqueda de Él en las Escrituras.

En el trayecto de nuestras vidas nos toparemos con senderos de soledad, incomprensión, enfermedad, oración y servicio. Nadie puede ocupar nuestros zapatos, pero ciertamente han quedado marcadas otras pisadas que en el curso de la historia han caminado las mismas sendas. Algunas huellas se desviaron hacia atajos, los cuales los condujeron a la mediocridad o al desconsuelo; otras, como las de Amy, tropezaron pero se levantaron para continuar su peregrinaje. Y aun más, distinguimos las firmes pisadas del Maestro que nos susurran: «No te dejaré, ni te desampararé.» En lluvia, charcos de lodo, prados verdes, calor veraniego o frío invernal, Él camina a nuestro lado y nos brinda su compañía en la soledad, su comprensión a diferencia de los hombres, su consuelo en la enfermedad, su respuesta a la oración y su poder para el servicio.


Keila Ochoa Harris, Desarrollo Cristiano